Vayamos al grano: si sufres alergias, como a los ácaros del polvo doméstico o al polen, no es necesario que retires todas las alfombras de tu casa. De hecho, es mejor que incorpores una alfombra si aún no la tienes.
Suena extraño, ¿verdad? En realidad, mucha gente ve las alfombras como un auténtico “nido de polvo”. Y tienen razón. Entonces, ¿por qué tener una alfombra si lo que quieres es evitar el polvo? Veamos primero de qué alergias estamos hablando.
Alergia a los ácaros del polvo doméstico y al polen
Quienes las padecen saben exactamente la diferencia entre las alergias y un resfriado. Te empiezan a picar los ojos, estornudas todo el rato y tienes la sensación de tener que respirar a través de una pajita. Esta molesta alergia también te hace dormir mal porque la respiración se ve dificultada por la acumulación de ácaros del polvo o polen nocivos en tu habitación. A menudo se encuentran en tu ropa, tu colchón o tu almohada.
Alergia a los ácaros del polvo doméstico
Con la alergia a los ácaros del polvo doméstico, el sistema inmunitario reacciona a las excreciones de los ácaros del polvo doméstico. Son criaturas diminutas que no se ven a simple vista, pero pueden causar mucho sufrimiento. Lo mejor que puedes hacer contra los ácaros del polvo es procurar que haya el menor polvo posible en casa, ventilar bien, subir la calefacción de vez en cuando y: ¡comprar una alfombra!
Alergia al polen
La alergia al polen del aire también se conoce como fiebre del heno. Esta alergia se manifiesta unas cuantas veces al año, cuando el polen se arremolina en el aire. Suele ocurrir en primavera y verano. Para combatir la alergia al polen, lo mejor es permanecer en casa cuando haya la llamada “alarma de polen” y ventilar sólo a última hora de la noche para que entre en casa la menor cantidad posible de polen. También es buena idea poner una alfombra en tu habitación si eres alérgico al polen.
Una alfombra para combatir tu alergia
¿Por qué es buena una alfombra en casa para las personas alérgicas a los ácaros del polvo o al polen? Se podría pensar que una alfombra favorece las alergias. El polen y el polvo doméstico se acumulan en una mota de polvo en el suelo, ¿verdad? Es cierto, pero precisamente por eso funciona tan bien.
Como el polen y los ácaros del polvo se acumulan en la alfombra, ya no se arremolinan por la habitación en todas direcciones. De este modo, la alfombra se convierte en una cuenca de captura para los peores enemigos del alérgico, que puede eliminar de una vez todas las partículas nocivas de la habitación con una simple aspiradora. Seguro que no lo habías pensado, ¿verdad? Lo mejor es colocar una alfombra cerca de una ventana o puerta para que el polen no tenga que volar por la habitación antes de llegar a la alfombra.
Si compras una alfombra de materiales naturales, como el yute o el sisal, la alfombra tendrá un efecto diferente sobre tu alergia. La alfombra neutraliza los alérgenos voladores. Las fibras de las alfombras fabricadas con estos materiales naturales también son resistentes a los hongos, que suelen desencadenar alergias. Una alfombra de polipropileno también es una buena elección si buscas una alfombra resistente al moho.
Otras ventajas de una alfombra si eres alérgico
Si sufres alergias, es importante que permanezcas en un entorno limpio. Por eso es importante limpiar la alfombra, de igual manera que el resto de la casa. Lo bueno de una alfombra es que puedes moverla y limpiarla fácilmente en el exterior, para que el polen y los ácaros del polvo no se arremolinen en tu casa. También puedes limpiar la alfombra con vapor, pero esto es menos eficaz porque las manchas de humedad que quedan son un buen caldo de cultivo para el moho.
En un suelo liso se acumula una capa de polvo en dos días. Por eso, si eres alérgico, tienes que fregar el suelo con una fregona húmeda o algo similar cada dos días. Algunas personas incluso aseguran que suelen fregar en suelos lisos una vez al día. Una alfombra, en cambio, sólo necesita aspirarse una vez a la semana. Si colocas una alfombra sobre un suelo liso, el polvo se acumula en la alfombra y no tienes que fregarla tan a menudo.
Menos estornudos con una alfombra cerca
En definitiva, no es mala idea comprar una alfombra si sufres alergias. Es importante que mantengas la alfombra limpia, por eso, como las alfombras pueden moverse de lugar, puedes hacerlo fácilmente una vez a la semana en el exterior. Para limpiarla, suele ser mejor utilizar una alfombra de pelo corto en tu casa. Simplemente porque la aspiradora se desliza sobre ella mucho más fácilmente que sobre una alfombra de pelo largo.
Elegir la aspiradora adecuada ayuda un poco más. Muchas aspiradoras modernas tienen un filtro antialérgico que impide que las partículas de polvo vuelen hasta tu nariz. ¿Eres alérgico? Entonces no tengas miedo de poner una alfombra en tu casa, ya que este “nido de polvo” garantizará que puedas respirar con normalidad.